Hay pocas cosas seguras en esta vida, en otras vidas no lo sé. De las cosas que son seguras hoy no voy a hablar porque suelen ser evidentes, aunque a menudo no se quieran ver o no se quiere
hablar sobre ellas, que no es lo mismo.
Los pacientes con cardiopatías, e incluso los sanos, a menudo manifiestan sus inquietudes en forma de preguntas de difícil respuesta ya que lo que va a suceder ni el médico lo sabe. Ante preguntas embarazosas, respuestas anticonceptivas. Es en estas situaciones en que se me pregunta por lo que va a suceder, que respondo siempre lo mismo: la bola de cristal se me ha quedado sin pilas.
Es normal que alguien que ha sufrido un evento cardiaco reciente acuda a revisión con dudas, miedo e inseguridad; yo creo, y así lo hago, que no hay nada mejor que el profesional hable con claridad y que emplee un toque de humor para restar preocupaciones innecesarias, para relajar el ambiente con el consiguiente y demostrado efecto beneficioso sobre el corazón, y para ganar en confianza por la percepción de cercanía, y con ello mejorar la adherencia al tratamiento.
En Medicina, como en la Vida, todo es cuestión de mezclar entrenamiento y probabilidades en proporciones distintas, pero es la mano de la Vida y no la del médico quien remueve, agita y da el toque de gracia al cóctel, por tanto lo único que puede aconsejar el doctor es subir dosis de entrenamiento:
“Menos plato
y culo quieto,
Más zapato
y culo prieto”.
Y bajar dosis de probabilidades:
“Controla la tensión
Y deja el tabaco,
Pasará tu corazón
Más y mejor rato”.
Responder entonces a preguntas sobre lo que pueda pasar es como hablar de porcentajes entre el 1 y el 99, y desde luego afinar tanto como para pronosticar lo que va a suceder es imposible si nunca se han fabricado las pilas para hacer funcionar la bola de cristal.
No obstante, CardioDoc siempre pretenderá que todos sus pacientes procuren hacer su vida normal ya que no cabe duda de que esa es la mejor manera de vivir.