Me llama la atención toda esa gente que deja sus hogares durante algún o algunos meses “tan sólo” para subir a pie y con el equipo a cuestas. Me llama la atención que se alejen de sus familias, de sus seres queridos, esas semanas o meses para lograr tal hazaña corriendo determinados peligros, sufriendo tales penurias, en condiciones extremas a menudo…
Y todo para llegar a la cima y no quedarse a vivir allí. ¿Qué hay en la cima? ¿Qué les espera allí? Ahí arriba hace más frío, hay menos oxígeno, no se dan condiciones para cultivar la tierra, escasea el agua… Eso sí, hay buenas vistas y casi seguro que la compañía que eligen para subir les resulta grata. Pero, ¿todo el esfuerzo por unas vistas y buena compañía? ¿Pudiendo coger un helicóptero para subir o mismo elegir otro destino al que ir con esa compañía?
Señoras y señores, reflexionemos. Realmente tanto sacrificio no es por unas buenas vistas, ni por el picnic que se tomen en lo alto, ni por el “cigarrito” que alguno se pueda echar si le dan los pulmones y la menor cantidad de oxígeno, ni para evitar que nadie les moleste.
Suben porque a pesar de la dureza del camino, las penurias, los fríos, los tropiezos, la escasez de todo lo prescindible, etc, disfrutan ayudándose y entregándose unos a otros, disfrutan trabajando en equipo y confiando sus vidas a sus compañeros, y sobre todo, lo que más disfrutan es la satisfacción del éxito de la misión realizada por todos y entre todos. Esta gente sube para llevar a cabo una finalidad que les obliga a: esfuerzo, sacrificio, confianza, entrega, colaboración, abnegación, un «uno para todos y todos para uno», en resumen.
A pesar de las situaciones extremas, y siendo obvio que estas personas tendrán momentos de estrés, dificultades y nervios, los superan ayudándose entre todos y viéndose arropados, fortaleciendo así sus vínculos. Y por supuesto en esta aventura no hay hueco para los síndromes depresivos, ya que de todos es sabido que son una carga extra inútil, y además tampoco tienen hueco mientras se desarrolla una actividad exigente.